Asamblea Constituyente y democracia en la Bolivia de la “Revolución en Democracia”
Apesar de los matices, hay un hilo conductor relativamente consistente en las fases históricas que llevaron a la aprobación de la nueva Constitución que, más que resultado de un pacto político, lo fue de un proyecto de poder. Proyecto que lucía pálido de 2006 a 2009 pero que adquirió color de 2010 en adelante. Ello podría resultar obvio y esa obviedad es lo que se suele esgrimir –“claro, todo gobierno tiene su propio proyecto de poder”- restando importancia a una certeza ineludible: Evo Morales tuvo en sus manos la oportunidad de establecer un sólido pacto político que reste solidez a los clivajes social, regional y étnico. El respaldo con que contaba le permitía ir “más allá del poder”. No lo hizo. Creo que más allá de novedosos cambios insertos en el nuevo texto constitucional, el corolario no es el mejor. Es poco lo que ha cambiado. Por el contrario, viejos y nuevos grupos de poder se parapetan constitucionalmente como facciones corporativas, celosas de sus propios intereses, en desmedro de los intereses comunes. Insisto: ello no es extraño a otros países, sin embargo, lo llamativo en Bolivia es no sólo que el mismo gobierno cohonesta esta consolidación autoritaria sino que lo hace blandiendo las banderas de la “Revolución en Democracia”.